Los biopolímeros son sustancias de diferentes orígenes, algunos son derivados del petróleo, otros son de origen vegetal y otros de origen sint&eaucte;tico, empleados desde tiempos remotos en las áreas de estética y cirugía plástica. Su inyección en la actualidad representa un verdadero problema de salud pública en Latinoamérica, con cifras de afectados en Venezuela que se estiman en más de 50.000 personas.
El Ministerio del Poder Popular para la Salud en el año 2011 publicó en gaceta oficial la prohibición de su uso para fines médico en respuesta a múltiples denuncias de pacientes a quienes se les inyectó en glúos grandes cantidades de este material, y quienes sufren complicaciones graves con lesiones de carácter irreversible, efectos secundarios que son considerados una patología, bautizada por el Doctor colombiana Felipe Coifman como Alogenosis Iatrogénica en el año 2008. El Metacrilato es un tipo de biopolímeros de uso industrial, también llamado polivinil metacrilato o pilimetilsiloxano en suspensión con dimetilpolisiloxano. Es en la actualidad el más utilizado para de forma ilegal y por medio de inyecciones locales, rellenar y aumentar áreas del cuerpo, entre ellas y con mayor frecuencia las regiones glúteas.
Los biopolímeros son peligrosos principalmente por 3 razones: la primera es que pueden desencadenar una excesiva reacción inflamatoria en el organismo con la formación de granulomas. La segunda es que suelen migrar ocasionando complicaciones a distancia. La tercera es que no existe un control sanitario adecuado lo que aumenta el riesgo de complicaciones y efectos secundarios por infección. Otras consecuencias importantes de los biopolímeros son las locales como, fibrosis, fistulas, necrosis, ulceraciones y afecciones cutáneas, y las sistémicas como, neumonitis o reacciones alérgicas, entre otras. En casos graves puede producirse la muerte a causa de embolismo pulmonar cuando durante la inyección el material se introduce directo en un vaso. Una de las consecuencias más graves de la aplicación de biopolímeros, es su difícil extracción. Algunos cirujanos se están especializando en su extracción mediante diversas técnicas quirúrgicas.
Pertenecen
a este grupo todos los pacientes que presenten
sintomatología,
consistente en dolor o ardor glúteo, enrojecimiento y/o cambios de
coloración cutánea, endurecimientos e
irregularidades glúteas y fiebre a los meses o años de haberse
inyectado. Conducta: Se deben realizar resonancia magnética glútea con
técnica STIR y proceder a cirugía abierta de extracción con el fin
de evitar posibles migraciones, la aparición de
complicaciones y detener la ingesta de esteroides, antibióticos y
otros tipos de fármacos. Al retirar
la mayor cantidad de biopolímero (80% aproximadamente) y de tejido
enfermo, disminuir´ sensiblemente el proceso inflamatorio crónico
responsable de la sintomatología y se controlarán los trastornos
inmunológicos condicionados por la permanencia del biopolímero
en el organismo (Síndrome de ASIA).